Entradas

Encierro... ¿y tu de quién eres?

“En esta cuarentena tienes que ser productiva” “No entiendo cómo haces para no adelantar proyectos” “¿Y de verdad no estás haciendo deporte?.” “¿Cuàntos libros has leído.” A ver… en esta cuarentena me organizo yo a mi manera y mi modo. Estoy hasta el azabache de oír críticas sin sentido a aquellos que hemos decidido que mantenernos calmados y simplemente mantenernos estables emocionalmente es lo que necesitamos. Cuando comenzó el estado de alarma me propuse un montón de propósitos para que estos días tan difíciles y diferentes se hicieran menos duros y tediosos. Iba a seguir haciendo Crossfit en casa con los teleWOD de nuestro Sensei. Y al principio así lo hice. Estaba animada. Hacía los entrenamientos con toda la energía. Y poco a poco me fui dando cuenta que lo estaba haciendo sin ganas, que me obligaba pero mi cuerpo y mi mente no respondían. Así que opté por no continuar hasta que estuviera nuevamente preparada. Cuando todo esto comenzó, saqué de la estantería

Sexo, porno o cerebro

¿Quién no ha visto nunca una película porno? Aquí tenem os dos  tipos de personas , los que sí la hemos vi s to y los que mienten. Y ¿por qué no verlas? La verdad es que, como se suele decir, aprendes cosas, se te ocurre alguna idea para tu siguiente encuentro sexual, te llama la atención por probar algo nuevo   (que, siendo sinceros,  de otra manera no se te hubiera ocurrido)… Pero las pregunta s   que me han venido a la cabeza son , ¿cuánto es mucho porno?  ¿ Qué  consecuencias a largo plazo podría haber  al consumir pornografía en exceso ? Lo que está claro es que todo lo que aparece en esas películas es mentira, y sino pregúntale al butanero, al fontanero o al jardinero la próxima vez que  te los encuentres. No creo que hayan tenido muchas entradas triunfales como las que venden en esas películas . A eso hay que unirle la gran violencia que se ve a día de hoy en el porno.  (Porque n o.  A las mujeres no nos gusta vernos con 12  pollas en la cara… entre otras muchas cos

Inside out (del revés)

“¡Eres demasiado transparente Verónica! Se te nota enseguida tu estado de ánimo con sólo mirarte a la cara, tendrías que esconderlo un poco más” No os hacéis una idea de cuántas veces me han dicho algo parecido a esto. Y lo que no entiendo es por qué se considera algo malo.  Soy una persona muy impulsiva y muy visceral. Todo me afecta hasta el fondo de mi médula espinal. Las emociones se adueñan de mi cuerpo y mi cerebro y no soy capaz ni de actuar con cabeza ni de cambiar la expresión de mi cara. Soy transparente para eso. Hace no mucho tiempo, aprovechando una de estas tardes de sofá, vi con Ivan la película de “inside out” y, realmente me sentí muy identificada con cada uno de los personajes.  Normalmente soy felicidad. Eso está claro. Me gusta sonreír a la gente porque normalmente siempre te acaban devolviendo la sonrisa. Me gusta saber que si alguien tiene un día malo, en ese momento, al menos te ha devuelto la sonrisa y ha dejado por un microsegundo sus preocupa

Somos o estamos

Chicas vestidas de marca, bolsos de Bimba y Lola, pelo impecable y vacías de corazón. Chicos con abdomen marcado, barba perfecta, andares de comerse el mundo y con las cabezas llenas de aire. ¿Qué es lo que realmente define a una persona? Lo primero que vemos es esa perfección que estéticamente nos han vendido los medios de comunicación pero, ¿que es lo que recuerda de ti las personas que te rodean? ¿Cuál es la firma que dejas en las personas cuando están separadas de ti? En mi cabeza las cosas son sencillas. Eres las propinas que dejas a un camarero que lleva horas atendiendo a gente que se siente superior sólo porque está al otro lado de la barra y los perros callejeros que acaricias o das de comer. Eres las veces que cedes el asiento en el transporte público a otra persona que realmente lo necesita más que tu y las cosas que reciclaste, en lugar de lanzarlas a la basura, contaminando un poco menos nuestro planeta. Eres los “buenos días “ y los “ por favor” que dices,

Amor en tiempos de internet

AMOR EN TIEMPOS DE INTERNET Una pareja junta sentada en el sofá. La tele encendida. Nadie la mira. Sólo se miran las pantallas de los móviles. Nadie habla. De fondo sólo se oye el diálogo de una serie escogida sin mucha gana en Netflix ¿a alguien le resulta común esta situación? Estamos en la era de la comunicación y, la mayor parte del tiempo, no tenemos nada que decirnos. Tenemos una ventana al mundo con internet, Facebook, Instagram y demás redes sociales. Sabemos todo de gente ajena pero, ¿sabrías decir cuál es el color favorito de tu pareja? ¿O cuál es la película que nunca se cansa de ver? Por mi parte recuerdo a mis padres tumbados en el sofá, mi madre espanzurriada encima de mi padre, los dos viendo la tele y charlando de cosas, a veces banales a veces importantes. Otras veces había silencio y de repente de oía a mi padre “¿Sabes una cosa? Te quiero” Estamos en la era de la comunicación y hemos olvidado decirnos las cosas más importantes. Hemos perdido la capacidad de hab